CON LOS PIES EN
LA TIERRA Y LA MENTE EN EL CIELO
“El futuro pertenece a quienes creen
en la grandeza de sus sueños”
Eleanor,
Rooselvelt
Juan Sebastian Garnica Paredes
Taller de comprensión y producción de
textos I
Estudiante de Lingüística
Universidad Nacional de Colombia
Tal vez desde que tengo memoria, y sin razón alguna
para el nacimiento de dicho amor, mis gustos, aficiones, sueños y aventuras
siempre se inclinaron hacia el campo de la aviación civil. Nunca he sido
pesimista con respecto a la realización de mis propósitos. De hecho, tengo la
fortuna y debo agradecérselo a Dios, de contar con una familia que me ha
apoyado en todas las decisiones, ya sean duras o simples, que he debido tomar a
lo largo de mi prematura vida. Además, soy de aquellos individuos cuyo
pensamiento tiende a ser ambicioso pero sin malinterpretar el término. Nunca le
haría daño a otra persona por lograr mis metas y de eso me siento orgulloso,
porque lo que he conseguido hasta el momento ha sido fruto de mi esfuerzo,
sudor, lágrimas y empeño. Pues bien, admito que desde pequeño solía jugar a ser
piloto, dibujaba aviones por todos lados, y a riesgo de que suene infantil con
respecto a la edad que en estos momentos tengo, aún sigo jugando con mis
aviones de colección y soñando algún día con la oportunidad de trabajar dentro
de uno.
Quizá las cosas solo las pensaba porque no veía la
circunstancia de luchar por ellas, pues no es para nadie un secreto que la
carrera que toda la vida me ha quitado el aliento supera increíblemente los
ingresos de mis papás. No soy de esos hijos caprichosos que discriminan a los papás
por no darles lo que quieren. De hecho, les estoy infinitamente agradecido por
haberme dado el estudio y la educación que recibí. Además, de no haber sido por
ellos, jamás estaría elaborando este texto en la universidad más importante del
país, y de la cual me siento orgulloso de ser estudiante. Hace poco tuve una
luz que con el paso de los días se hace cada vez más clara, y quizá la
oportunidad que tengo de vincularme al campo aeronáutico puede hacerse
realidad. Debido a que ser piloto me implica dejar en quiebra a mi familia
entera, busqué opciones que me permitieran laborar dentro de un avión, que a
fin de cuentas era mi intención. Gracias a la madurez que poseo para este tema,
y que tengo claro que una carrera no define el género ni mucho menos el género
define la carrera, decidí que ser Auxiliar de vuelo me daría la oportunidad de
cumplir la meta que desde niño tracé. Dialogándolo con mis papás, me llevo la
grata sorpresa de que esta carrera sí está dentro de las posibilidades
económicas, aunque también merece un sacrificio y esfuerzo por parte mía.
Ahora, me doy cuenta que la vocación personal radica en los gustos inclinados
hacia cierta carrera o profesión, pero depende del modo en que seamos capaces
de asimilar o procurar la forma para lograrla. Mi vocación era ser piloto, pero
estoy completamente satisfecho de haberme topado con ser auxiliar de vuelo. Me
considero un joven bastante afortunado, porque todo coincidió y conspiró en
beneficio propio. Jamás creí que los dos semestres y medio que curso en estos
momentos de Lingüística serían la llave para entrar a la aviación civil, pues
uno de los requisitos fundamentales es haber estudiado cierta cantidad de horas
enfatizando carreras de las ciencias humanas.
Ahora, estoy
detrás de la posibilidad de comenzar mis estudios aeronáuticos a partir del
próximo semestre del año en curso, abandonando por un tiempo prolongado la
universidad para formalizar este proceso. No arriesgo mis manos al fuego y
aseguro que es un hecho, pero lo veo cada día más cerca y tal vez logre
conseguirlo. Reconozco en todo este proceso la labor que ha desempeñado mi mamá,
pues desde que le comenté emocionado y casi al borde del colapso nervioso, me
sonrió y desde entonces ha sido la figura por la que estoy dispuesto a sacrificar
y pasar muchas cosas. Tal vez esta si sea mi vocación, porque lo quiero, me
gusta desde pequeño, sé que la aprovecharé y de ello retribuiré el apoyo que
este ser tan especial para mí hizo, hace y hará en toda mi formación.
PENSAMIENTOS
HECHOS TINTA
Suspiros de una ilusión sin habla
Por: Alejandro Pardo
Taller de comprensión y producción
de textos I
Carrera: Licenciatura en español y
filología clásica
Universidad Nacional de Colombia
Un día más, sentir que el aire pasa por mi garganta
pero de él solo me sirve el oxígeno. Sé que debo levantarme, pero por qué,
quizás para escribir este texto, pero ese no es el caso pues es ya de noche. Busco
presentar qué es aquello en lo que me gustaría desempeñarme durante mucho
tiempo. Sí, eso que pueda decir que llena mi ser; si, una buena comida puede
saciar el hambre de un mendigo, pensar, reflexionar, sacia mi hambre de
conocimiento. Cuando era niño quería conocer muchas cosas, como muchos infantes
quise ser bombero, astronauta, doctor, paleontólogo. Quizás esto último no
todos aspiran a serlo.
Cuando me encontraba en noveno de bachillerato con
15 años, hubo una ocasión en que estaba de vacaciones en la vieja casa de mis abuelos maternos. Como
no había mucho que hacer me subí al zarzo de ésta, allí halle un viejo libro de
hojas amarillas y lleno de polvo, después de haberlo sacudido y terminar
maquillado como la Esfinge de Egipto, observé en su portada el título que decía Teoría del conocimiento de J. Hessen. Me
senté en el piso del patio y comencé a leer, aunque fue poco lo que leí de
éste, atrajo mucho mi atención por aquellas ideas que provocó dentro de mi
cabeza, hablaba sobre qué era la Filosofía, definiéndola como “amor a la sabiduría”. Desde aquel
momento busqué saber más de ella, pero mientras más buscaba menos entendía. Me
preocupé por esto, pues me sentía tonto, y como una posible solución comencé a
leer cuentos. Así me fueron cautivando las letras. Inicié a leer más y con ello a escribir mis
primeros relatos, poesías y hasta llegué a sentirme tan bien con ello que me di
a la tarea de escribir un diario.
Al escribir me fui conociendo, pues comencé a
preguntarme qué era lo que me interesaba, qué quería conocer, haciéndome así a
algunos conceptos, que si bien no eran nada originales, sí me ayudaron para ir
formando un pensamiento propio, por ejemplo la
idea de aquello que es Dios, según yo lo Eterno, el Todo, lo que después
vine a conocer que para Hegel es el Absoluto.
Tuve el privilegio de haber estudiado Filosofía en
la Universidad Nacional de Colombia –sede Bogotá-, aunque por azares no pude
seguir, pero el tiempo que pude estar en clases terminó por cautivarme aún más,
provocó mi atención por esta rama del conocimiento y aquello que ya llevaba un
tiempo creciendo en mi interior, el gusto por la escritura. Esta última en un
comienzo avivó en mí ansias por la fama, pero a través de mis errores y del
ejemplo de maestros me he dado cuenta que triunfar no se logra por el simple
hecho de querer serlo, sino que para ello es necesario trabajar por serlo,
además de que existen pocas condiciones que se expresen a partir de una única
fórmula para triunfar.
En mi búsqueda profesional he llegado a inclinarme hacia
lo académico, ya que me agrada indagar sobre aquello que me causa intriga y no
tan solo repetir los murmullos que muchos hacemos cuando aseguramos algo cuando
es simplemente una exhalación bucal. Me observo proyectándome hacia la
investigación, quiero ser un investigador de las ciencias sociales, estudiar sobre
preguntas que otros se han formulado, y aún aquellas que se encuentran
desapercibidas, buscar entender aquello que encierra el tan renombrado mundo de
las ideas de Platón y aquello que creemos que es tan obvio, pero simplemente es
un engaño.
Hoy por mi gusto por las letras he vuelto a la UN
en búsqueda de la construcción de mi futuro, siendo estudiante de Licenciatura en español Filología Clásica pretendo si bien
no perfeccionar, sí mejorar en gran medida mis capacidades escritas y verbales,
siendo una gran herramienta para mis planes. Desde ya el primer semestre se
muestra como una gran pintura, de la cual, si se observa en detalle, se pueden
encontrar distintos conceptos, personajes, dificultades, pruebas y
satisfacciones.
Por: Erika Mesa Díaz
Taller de comprensión y producción
de textos I
Carrera: Lingüística
Para
hablar sobre vocaciones, me es necesario hablar de una experiencia que viví
durante la época de las grandes preguntas; esa en la que no es posible hallarse
en ninguna prenda ni en ninguna profesión. Desde los cinco años estudié en un colegio
católico, en el que se acostumbraba a hacer una oración cada mañana “para
iniciar el día con el Señor”. Un buen día, un profesor de economía tuvo
que dirigirla. El tema sugerido era la inteligencia. El profesor preguntó
acerca del significado de inteligencia.
“Es saber muchas cosas”, respondió una compañera. “Si te fijas, ese significado
se acerca más al de cultura; sin
embargo, no toda la gente culta es inteligente. Muchas personas cultas se
han perdido en la depresión y el vicio, por no ser inteligentes para nada. Hay
gente, sin embargo, que es muy inteligente a pesar de enfrentarse a una vida
dura y carecer de conocimientos que impresionen a los demás. Ser inteligente es
ser apto para vivir. Ser inteligente
es ser feliz”.
Desde pequeña, la lectura y escritura me
hicieron muy feliz. Siempre me pareció divertido escribir reportes escritos,
solicitados por el colegio, y cuentos para expresar mis emociones. El momento
favorito del día era acabar las tareas en casa de Abuelita e ir a su sala a
leer revistas viejas. De mis posesiones más preciadas, tres son diccionarios.
Ante un diagnóstico de deficiencia de inteligencia social (para hablar de
Asperger sin ir más lejos), el profundo interés que las estrategias de
comunicación humana me despertaban era una gran ventaja para mi propio
desarrollo. Mi propósito constante es ser comprendida y comprender. Aunque lo
mío no sea escribir para agradar, conmover a quien lee es satisfactorio, como
lo es hablar con la fluidez que se me escapa a veces.
Una
vez, llegó la oportunidad dorada para probar un gusto de toda la vida: hubo una
selección de personal para la realización de un periódico en la localidad de
Usaquén. Para escoger, evaluaron habilidades de comprensión, creatividad,
redacción y conocimiento de la lengua española. Fui escogida con otras personas
para recibir una capacitación en periodismo, literatura, apreciación del arte y
otras cosas que no supe apreciar en su
tiempo. ¿El motivo? Desde grado séptimo, mis notas en ciencias humanas
empezaron a bajar porque los temas me fueron presentados de la forma más
tediosa que los maestros de esas áreas pudieron encontrar. Perdí el interés en
estudiar una ciencia humana. Eso tuvo influencia en mi primera opción de
carrera. Sin embargo, realmente apreciaba trabajar en el periódico: redactar y
hacer investigación de campo eran actividades que alimentaban mi espíritu.
Salir del colegio cuanto antes para seguir colaborando con el proyecto me hizo
sentir valiosa; parte de la realidad. Era algo que me enorgullecía en verdad.
Probablemente,
mi profesor de economía podría decepcionarse al saber que mis creencias religiosas
han cambiado, pero podría alegrarse al saber todo lo que ha ocurrido desde que
partí del colegio. Hoy, agradezco haber fallado en esa primera opción de carrera.
Agradezco mucho sentirme útil para la sociedad aprendiendo a hacer algo en lo
que creo tener aptitud y que, a decir verdad, me encanta. Agradezco tener la
oportunidad de preguntarme si divertirse tanto haciendo trabajos es un crimen.
Tal vez ya no crea en un dios que jala a la gente a sus destinos, pero no se
puede negar que las propias aptitudes convocan; atraen. Agradezco a esta bella
carrera, Lingüística, por mostrarme el camino a la felicidad.
Mi vocación, mi pasión
Por: Valeria Álvarez
Fuertes
Taller de
comprensión y producción de textos
Departamento de
Lingüística
Desde
pequeños estamos en la búsqueda de lo que nos gusta y nos apasiona hacer,
descubrimos poco a poco las cosas en las que destacamos y que queremos incluir
en nuestras vidas. Cada persona tiene algo que la mueve y que hace que el paso
por este mundo tenga alguna razón de ser. Se suele decir que nacemos para
cumplir una misión, y esta es guiada por nuestros sueños y metas, aquellos que
nos impulsan a decidir y hacer nuestro propio camino. Como todos tengo un
sueño, este involucra personajes, imaginación, maquillaje, máscaras, juegos,
alegría, creatividad y muchos otros elementos imposibles de enumerar en este
breve espacio. Mi sueño es llenarme del teatro, de la danza, del espectáculo,
dejarme envolver por aquel mundo en el que todo es posible, en el que me doy
permiso de ser lo que quiera ser, de transformarme, de descubrirme y de
conocerme gracias a personajes que existen a través de mí y que dejan su huella
en escena.
Para mí, la
magia es real en un teatro. De igual manera, uno es capaz de sentir lo que
siente otro, ponerse en sus zapatos; este arte permite descubrir emociones que
no sabíamos que podíamos experimentar, vivir otras épocas, abrirse a otros
mundos…Recuerdo a los nueve años, cuando la profesora de ese año nos distribuyó
a todos una fotocopia de un libreto, el primero que adoraría y que sería uno de
mis tesoros, el comienzo de un hobbie
que pronto se transformaría en una pasión. Supe desde ese instante que mi lugar
era en el escenario, que era lo que más amaba y que nunca dejaría. A partir de
ahí, año tras año me inscribí al grupo de teatro del colegio y compartí con personas
tan apasionadas por este arte como yo.
Desempeñar
una carrera que me involucre en este medio es lo que más he querido. Al salir
del colegio la presión y la indecisión en la mayoría de casos son muy grandes,
en el mío lo fue. Presión por la sociedad, los padres, la opinión exterior, la
cual influye así no se quiera aceptarlo, por lo que es difícil ir tras lo que a
uno lo mueve y lo apasiona, más si se trata de un medio artístico. Se cree que
las oportunidades son muy limitadas y por lo tanto el éxito también lo es.
Pienso, que el éxito en sí, se logra cuando disfrutamos lo que hacemos y cuando
le encontramos siempre el encanto del principio. Al fin y al cabo es lo que
haremos de nuestras vidas; nosotros, nadie más.
Puede que no me encuentre en este momento en el lugar
más “adecuado” para seguir esa vocación que tanto me llama desde que puedo
recordar, pero creo que por alguna razón la vida me trajo hasta este sitio, a
esta carrera, para aprender, para crecer y conocerme y para saber que ninguna
decisión que tome es equivocada, sino diferente. Ciertamente, todos los lugares
en los que estemos ya sea por un corto o un largo tiempo, nos enseñan y nos
aportan algo importante; las personas que conozcamos y los momentos vividos formarán
siempre parte de lo que somos y de lo que nos convertiremos en un futuro. La
carrera de Lingüística de cierta forma llega a entrelazarse con el teatro, ya
que el actor tiene que ser un experto en el manejo del lenguaje en todas sus
expresiones. Desde un punto de vista semiótico, en escena se transmite y se
comunica constantemente de todas las maneras posibles; tanto entre los actores,
los personajes y el público, existe una interacción.
El arte es mi
motor, mi salvación. Me da paso para escapar y salirme de la realidad que a
veces resulta abrumadora, y me permite mantenerme cuerda. En escena se mueven
tantas emociones y se puede sacar todo lo que guardamos y acumulamos,
sentimientos reprimidos, angustias, tristezas, o solo las ganas de gritar, reír
o llorar. Sé que el arte estará para mí hasta que mi paso por este mundo
termine y espero alcanzar esa meta o por lo menos encontrar el camino que me
lleve a ella.
¿Sociológa
yo?
Por: Sandra Patricia Sanabria
Carrera:
Sociología
Taller de
comprensión y producción de textos I
Universidad
Nacional deColombia
Es importante ver la carrera que
escogimos a la luz de nuestros gustos, intereses, sueños, metas, cualidades y aptitudes personales. Solo a
través de estos se puede creer que se
escogió la carrera profesional correcta,
aunque siempre he pensado que solo
al final de esta se sabrá si se eligió la carrera correcta, porque solo
cuando se esté laborando se sabrá si la preparación de 5 años dará el fruto de un trabajo con dedicación y amor,
o si por el contrario se perdió el
tiempo al trabajar solo por un salario.
Yo no conté con el privilegio de elegir
mi carrera por gusto o por sueños, más bien fue por descarte de opciones. Si
bien mi historia de cómo entré a la Universidad Nacional es larga y más aún de
cómo escogí sociología como carrera; podría
decir que estaba dentro de un plan de Dios para mi vida. Escogí esta carrera
por los horarios que ofrecía, pues necesitaba
seguir trabajando en la empresa donde me encontraba. Sin embargo, me empapé
sobre qué se trataba y me encantó. Creo que el definir una profesión en
palabras es vago y que solo por medio de
los semestres se puede llegar a comprender, ahora en quinto semestre puedo entender
qué es ser un sociólogo y, aun más, me
doy cuenta que es un mundo entero por comprender y descubrir.
Creo que fue un regalo de Dios estudiar
esta carrera, ya que me he encontrado con cosas que no sabía que me gustaban
como leer, con retos a alcanzar como escribir y mucho menos que se podía
alinear con los horizontes personales que me propongo. Esta carrera me exige encontrar, analizar, comprender,
plantear o re-plantear soluciones a las problemáticas o fenómenos sociales actuales.
Esto es encantador para mí, pues no me
gusta quedarme con lo que ven mis ojos, sino ir más allá de lo que a plena
vista ven; anhelo estar en grupos sociales en los que pueda permanecer y así
ayudar en lo que mi mente y mis manos puedan hacer por ellos por medio de la
investigación.
Para terminar quisiera decir que cada
vez que me documento acerca de la especialidad que quiero desempeñar, afirmo
aun más mi vocación como socióloga. Aunque no he terminado la carrera puedo
decir que al finalizar mis estudios desempeñaré mi labor con amor y dedicación
y que mi trabajo no será realizado por un salario, sino por la pasión que hay
en mí.
Entre el gusto y la dificultad
Yulexy Guarín Salas
Taller de Producción y Comprensión de Textos I
Carrera de Lingüística
Universidad Nacional de Colombia
Abril de 2013
“La labor
más productiva, es aquella que sale de las manos de un hombre contento”
Víctor Pauchet
Debo
admitir, que al principio no hice mucho caso de mis actitudes y capacidades. De hecho, más bien me inclinaba por cosas que fueran con la tendencia de la gente
de tapar los problemas de la vida con el dinero, ignorando aspectos fundamentales
como mis gustos, anhelos y cualidades. Puedo decir que mi vocación, fue un
proceso que he ido descubriendo a lo largo de mis años, años en los cuales he
tenido que descubrir muchas cosas, dentro de ellas están, estudiar en dos
Universidades distintas carreras diferentes. Esto por tratar de darle vía a una
posible inclinación por una carrera. Sin embargo, antes de darle prioridad a mi
interés por una profesión, debí primero buscar la forma de cómo dármela, es decir, de cómo
mantenerme y así poder volver a estar
inmersa en un mundo académico después de
mi secundaria.
No
fue fácil, pues primero me dediqué a trabajar, a vincularme al mundo laboral sin tener alguna técnica o especialidad
alguna; más bien, como cualquier ser humano, tenía las aptitudes para
desempeñar cualquier empleo y que éste, me brindara la estabilidad suficiente
para sostenerme dentro de un ambiente educativo superior. En efecto, fueron de
estas experiencias laborales que empecé a indagar más en mis raíces a
preguntarme más en mis gustos, en mis
capacidades, y cualidades para
desempeñar y realizar una actividad que
me llenara, que me hiciera sentir bien en todos los aspectos y que pudiera
vivir de ella.
Con
este propósito entonces, empecé a darle prioridad a mis gustos pero sobre todo
más que a mis gustos, a darle prioridad a mis capacidades, a aquello en lo que
realmente fuera buena y que me sintiera contenta realizándolo. Y una de esas
capacidades es el interés por la lectura
y la buena escritura. La respuesta a mi vocación, más bien se ha venido
construyendo como un proceso de varios años después de que saliera del colegio,
y no como una respuesta inmediata en el menor tiempo posible de la elección de
una carrera profesional o de un trabajo.
La
vocación es, como su significado versa, un llamado a dedicarse a algo que nos
apasione y para lo que tengamos toda la
disposición, interés y compromiso. La
vocación, debe ser una labor que no se convierta en una pesadez para la vida,
sino al contrario, debe ser una labor
que desempeñemos con gusto y dedicación, para labrarnos un futuro próspero, siempre conscientes de
que en la vida hay sacrificios que
llevan a satisfacciones. Puedo decir que estas palabras sólo tendrían sentido,
si dedico mucho tiempo al estudio, y sólo lo lograré si voy acompañada de
valores como la responsabilidad, entrega, compromiso, esfuerzo y dedicación; convirtiéndome en una
profesional buena y experimentada en mi carrera de Lingüística, carrera que busqué, que llevo 3 semestres estudiándola, y que me hace sentir satisfecha y a
gusto cursándola aquí en la Universidad Nacional. Significa entonces que,
acompañada con estas herramientas, puedo tener
satisfacciones personales y profesionales que hagan de mí, una persona
realmente útil a la sociedad.